Mis musica

sábado, 15 de noviembre de 2008

Yo sicologico

Las muchas caras del hombre


EL YO SICOLÓGICO

Los Seudo-ocultistas y seudo-esoteristas, dividen el Ego en dos Yoes: Yo superior y Yo inferior.

Superior e inferior división de un mismo organismo.

Yo Superior, Yo inferior es todo Ego, todo Yo.

El Intimo, el real, sino es Yo, trasciende todo yo, está más allá de todo Yo.

El Intimo es el Ser, el Ser es lo real, lo atemporal, lo divinal.

El Yo tuvo un principio y tendrá inevitablemente un fin, todo lo que tiene un principio tiene un fin.

El Ser el Intimo, no tuvo principio, no tendrá fin. Él es lo que es, lo que siempre ha sido y lo que siempre será.

El Yo continua después de la muerte y retorna a este valle de lagrimas para repetir acontecimientos, satisfacer pasiones y pagar Karma.

El Ser no continua porque no tuvo principio, solo continua lo que pertenece al tiempo, lo que tuvo un principio. El Ser no pertenece al tiempo.

Lo que continua está sometido a decrepitud, degeneración, dolor, pasión. Nuestra vida actual, es el efecto de nuestra vida pasada, continuación de nuestra vida pasada, el efecto de una causa anterior.

Toda causa tiene su efecto, todo efecto tiene su causa, toda causa, se transforma en efecto, todo efecto se convierte en causa.

Nuestra vida presente es la causa de nuestra vida futura, nuestra futura vida tendrá por causa nuestra vida actual, con todos sus errores y miserias.

Continuar es aplazar el error y el dolor, nosotros debemos morir de instante en instante para no continuar; es mejor ser que continuar.

El Yo es el origen del error y de su consecuencia que es el dolor, mientras exista el Yo, existirá el dolor y el error.

Nacer es dolor, morir es dolor, vivir es dolor; dolor en la niñez, la adolescencia, la juventud, la madurez, la vejez; todo en este mundo es dolor.

Cuando dejamos de existir en todos los niveles de la mente, desaparece el dolor, solo dejaremos de existir radicalmente disolviendo el Yo psicológico,

El origen del Yo es el órgano Kundartiguador, El Yo está constituido por todas las malas consecuencias del órgano Kundartiguador.

El Yo, es un manojo de pasiones, deseos, temores, odios, egoísmo, envidia, orgullo, gula, pereza, ira, apetencias, apegos, sentimentalismos morbosos, herencia, familia, raza, nación, etcétera.

El Yo es múltiple, el Yo no es individual, el Yo existe pluralizado, y continúa pluralizado y retorna pluralizado.

Así como el agua se compone de muchas gotas, así como la llama se compone de muchas partículas ígneas, así el Yo se compone de muchos Yoes.

Millares de pequeños Yoes constituyen el Yo o Ego que continúa después de la muerte y retorna a este valle de lagrimas para satisfacer deseos y pagar Karma.

En cinta sucesiva los Yoes pasan en orden sucesivo por la pantalla de la vida, para representar su papel en el drama doloroso de la vida.

Cada Yo de la trágica cinta tiene su mente propia, y sus ideas, y criterio propio. Lo que a un Yo le gusta, a otro Yo le disgusta.

El Yo que hoy jura fidelidad ante el Ara de la Gnosis, es desplazado más tarde por otro Yo que odia la Gnosis, el Yo que hoy jura amor eterno a una mujer, es remplazado mas tarde por el otro Yo que nada tiene que ver ni con la mujer ni con el juramento.

El animal intelectual llamado falsamente hombre no tiene individualidad, porque no tiene un centro permanente de conciencia, no tiene continuidad de propósitos porque no tiene un centro de gravedad permanente, solo tiene el Yo pluralizado.

No es pues extraño que muchos se afilien al Movimiento Gnóstico y luego se conviertan en enemigos de él. Hoy con la Gnosis, mañana contra la Gnosis, hoy en una escuela, mañana en otra, hoy con una mujer, mañana con otra, hoy amigo mañana enemigo, etc.

LOS DIFERENTES YOES

El Mamífero Racional equivocadamente llamado hombre, realmente no posee una individualidad definida.

Incuestionablemente esta falta de unidad Psicológica en el humanoide, es la causa de tantas dificultades y amarguras.

El cuerpo físico es una unidad completa y trabaja como un todo orgánico, a menos de estar enfermo.

Empero, la vida interior del humanoide en modo alguno es una unidad psicológica. Lo más grave de todo esto, - a despecho de lo que digan las diversas escuelas de tipo Seudo-Esotérico y Seudo-Ocultista - es la ausencia de organización Psicológica en el fondo íntimo de cada sujeto.

Ciertamente en tales condiciones, no existe trabajo armonioso como un todo, en la vida interior de las personas.

El humanoide, respecto de su estado interior, es una multiplicidad psicológica, una suma de "yoes".

Los ignorantes ilustrados de esta época tenebrosa, le rinden culto al "YO", lo endiosan, lo ponen en los altares, lo llaman "ALTER EGO" ,"YO SUPERIOR", "YO DIVINO", etc.

No quieren darse cuenta los "Sabihondos" de esta edad negra en que vivimos, que "Yo Superior" o Yo Inferior", son dos secciones del mismo Ego pluralizado...

El humanoide no tiene ciertamente un "YO Permanente" sino una multitud de diferentes "Yoes" Infrahumanos y absurdos.

El pobre animal intelectual equivocadamente llamado hombre, es semejante a una casa en desorden donde en vez de un amo, existen muchos criados que quieren siempre mandar y hacer lo que les viene en gana...

El mayor error del Seudo-Esoterismo y Seudo-Ocultismo barato, es suponer que los otros poseen o que se tiene un "YO Permanente e Inmutable" sin principio y sin fin...

Si esos que así piensan despertaran consciencia aunque fuese por un instante, podrían evidenciar claramente por si mismos, que el humanoide racional nunca es el mismo por mucho tiempo...

El mamífero intelectual desde el punto de vista psicológico, está cambiando continuamente.

Pensar que si una persona se llama Luis es siempre Luis, resulta algo así como una broma de muy mal gusto...

Ese sujeto a quien se llama Luis tiene en si mismo otros "Yoes", otros egos, que se expresan a través de su personalidad en diferentes momentos y aunque Luis no guste de la codicia, otro "Yo" en él - llamémosle Pepe - gusta de la codicia y así sucesivamente...

Ninguna persona es la misma en forma continua, realmente no se necesita ser muy sabio como para darse cuenta cabal de los innumerables cambios y contradicciones de cada sujeto...

Suponer que alguien posee un "Yo Permanente e Inmutable" equivale desde luego a un abuso para con el prójimo y para consigo mismo...

Dentro de cada persona viven muchas personas, muchos "Yoes", esto lo puede verificar por sí mismo y en forma directa, cualquier persona despierta, consciente...

OBSERVADOR Y OBSERVADO

Es muy claro y no resulta difícil comprender, que cuando alguien empieza a observarse a si mismo seriamente desde el punto de vista que no es Uno sino Muchos, comienza realmente a trabajar sobre todo eso que carga dentro.

Es óbice, obstáculo, tropiezo, para el trabajo de Auto-Observación Intima, los siguientes defectos Psicológicos: Mitomanía. (Delirio de Grandeza, creerse un Dios). Egolatría. (Creencia en un YO Permanente; adoración a cualquier especie de Alter-Ego). Paranoia. (Sabihondez, Autosuficiencia, engreimiento, creerse infalible, orgullo místico, persona que no sabe ver el punto de vista ajeno).

Cuando se continúa con la convicción absurda que se es Uno, que se posee un Yo permanente, resulta algo más que imposible el trabajo serio sobre si mismo.

Quien siempre se cree Uno, nunca será capaz de separarse de sus propios elementos indeseables. Considerará a cada pensamiento, sentimiento, deseo, emoción, pasión, afecto, etc., etc., como funcionalismo diferentes, inmodificables, de su propia naturaleza y hasta se justificará ante los demás diciendo que tales o cuales defectos personales son de carácter hereditario...

Quien acepta la Doctrina de los Muchos Yoes, comprende a base de observación que cada deseo, pensamiento, acción, pasión etc., corresponde a este o otro Yo distinto, diferente...

Cualquier atleta de la Auto-Observación íntima, trabaja muy seriamente dentro de si mismo y se esfuerza por apartar de su Psiquis los diversos elementos indeseables que carga dentro...

Si uno de verdad y muy sinceramente comienza a observarse internamente, resulta dividiéndose en dos: Observador y Observado.

Si tal división no se produjera, es evidente que nunca daríamos un paso adelante en la Vía maravillosa del Auto-Conocimiento.

¿Cómo podríamos observarnos a si mismos si cometiéramos el error de no querer dividirnos entre Observador y Observado?

Si tal división no se produjera, es obvio que nunca daríamos un paso adelante en el camino del Auto-Conocimiento.

Indubitablemente cuando esta división no se sucede continuamos identificados con todo los procesos del Yo Pluralizado...

Quien se identifica con los diversos procesos del Yo Pluralizado, es siempre víctima de las circunstancias.

¿Cómo podría modificar circunstancias aquel que no se conoce a si mismo? ¿Cómo podría conocerse a si mismo quien nunca se ha observado internamente? ¿De qué manera podría alguien auto-observarse si no se divide previamente en Observador y Observado?

Ahora bien, nadie puede empezar a cambiar radicalmente en tanto no sea capaz de decir: "Este deseo es un Yo animal que debo eliminar"; "este pensamiento egoísta es otro Yo que me atormenta y que necesito desintegrar"; " este sentimiento que hiere mi corazón es un Yo intruso que necesito reducir a polvareda cósmica"; etc., etc., etc.

Naturalmente esto es imposible para quien nunca se ha dividido entre Observador y Observado.

Quien toma todos sus procesos Psicológicos como funcionalismo de un Yo Unico, Individual y permanente se encuentra tan identificado con todos sus errores, los tiene tan unidos a si mismo, que ha perdido por tal motivo la capacidad para separarlos de su Psiquis.

Obviamente personas así jamás pueden cambiar radicalmente, son gentes condenadas al más rotundo fracaso.

EL PUBLICANO Y EL FARISEO

Reflexionando un poco sobre las diversas circunstancias de la vida, bien vale la pena comprender seriamente las bases sobre las cuales descansamos.

Una persona descansa sobre su posición, otra sobre el dinero, aquella sobre el prestigio, estotra sobre su pasado, esotra sobre tal o cual título, etc., etc., etc.

Lo más curioso es que todos, ya sea rico o mendicante, necesitamos de todos y vivimos de todos, aunque estemos inflados de orgullo y vanidad.

Pensemos por un momento en lo que puedan quitarnos. ¿Cuál sería nuestra suerte en una revolución de sangre y aguardiente? ¿En qué quedarían las bases sobre las cuales descansamos? ¡Hay de nosotros, nos creemos muy fuertes y somos espantosamente débiles!

El "Yo" que siente en si mismo la base sobre la que descansamos, debe ser disuelto si es que en realidad anhelamos la auténtica Bienaventuranza.

Tal "Yo" subestima a las gentes, se siente mejor que todo el mundo, más perfecto en todo, más rico, más inteligente, más experto en la vida, etc.

Resulta muy oportuno citar ahora aquella parábola de Jesús el Gran KABIR, acerca de los hombres que oraban. Fue dicha a unos que confiaban en si mismos como justos, y menospreciaban a los otros.

Jesús el Cristo, dijo: "Dos hombres subieron al templo a orar; uno era Fariseo y el otro Publicano. El Fariseo, puesto en pie oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aún como este Publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmo de todo lo que gano. Más el Publicano estando lejos, no quería ni alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: "Dios, se propicio a mí, pecador". Os digo que éste descendió a su casa justificado antes el otro; porque cualquiera que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido". (LUCAS XVIII, 10-14).

Empezar a darse cuenta de la propia nadidad y miseria en que nos encontramos, es absolutamente imposible en tanto exista en nosotros el concepto ese del "Más". Ejemplos: Yo soy más justo que aquél, más sabio que fulano, más virtuoso que zutano, más rico, más experto en las cosas de la vida, más cumplidor de sus deberes, etc., etc., etc.

No es posible pasar a través del ojo de una aguja mientras seamos "ricos", mientras en nosotros exista ese complejo del "Más".

"Es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios".

Eso de que mi escuela es la mejor y que la de mi prójimo no sirve; eso de que mi Religión es la única verdadera y que todas las demás son falsas y perversas; eso de que la mujer de fulano es una pésima esposa y de que la mía es una santa; eso de que mi amigo Roberto es un borracho y que yo soy un hombre muy juicioso y abstemio, etc., etc., etc., es lo que nos hace sentirnos ricos; motivo por el cual somos todos los "CAMELOS" de la parábola bíblica con relación al trabajo esotérico.

Es urgente auto-observarnos de momento en momento con el propósito de conocer claramente los fundamentos sobre los que descansa.

Cuando uno descubre aquello que más le ofende en un instante dado; la molestia que le dieron por tal o cual cosa; entonces descubre las bases sobre las cuales descansa psicológicamente.

Tales bases constituyen según el Evangelio Cristiano "las arenas sobre las cuales edificó su casa".

Es necesario anotar cuidadosamente como y cuando al título o a la posición social o a la experiencia adquirida o al dinero, etc., etc., etc.

Grave es sentirse uno rico, superior a fulano o a zutano por tal o cual motivo. Gente así no puede entrar al Reino de los Cielos.

Bueno es descubrir en qué se siente uno halagado, en qué es satisfecha su vanidad, esto vendrá a mostrarnos los fundamentos sobre los que nos apoyamos.

Sin embargo, tal clase de observación no debe ser cuestión meramente teórica, debemos ser prácticos y observarnos cuidadosamente en forma directa, de instante en instante.

Cuando uno comienza a comprender su propia miseria y nadidad; cuando abandona los delirios de grandeza; cuando descubre la necedad de tantos títulos, honores y vanas superioridades sobre nuestros semejantes es señal inequívoca de que ya empieza a cambiar.

Uno no puede cambiar si se aferra a eso que dice: "Mi casa". "Mi dinero". "Mis propiedades". "Mi empleo". "Mis virtudes". "Mis capacidades intelectuales". "Mis capacidades artísticas". "Mis conocimientos". "Mi prestigio ", etc., etc., etc.

Eso de aferrarse a lo "Mío" a "Mí", es más que suficiente como para impedir reconocer nuestra nadidad y miseria interior.

Uno se asombra ante el espectáculo de un incendio o de un naufragio; entonces las gentes desesperadas se apoderan muchas veces de cosas que dan risa; cosas sin importancia.

¡Pobres gentes!, se sienten en esas cosas, descansan en tonterías, se apegan a eso que no tiene la menor importancia.

Sentirse a si mismos por medio de las cosas exteriores, fundamentarse en ellas, equivale a estar en estado de absoluta inconsciencia.

El sentimiento de la "SEIDAD", (EL SER REAL), sólo es posible disolviendo a todos esos "YOES" que en nuestro interior llevamos; antes, tal sentimiento resulta algo más que imposible.

Desgraciadamente los adoradores del "YO" no aceptan esto; ellos se creen Dioses; piensan que ya poseen esos "Cuerpos Gloriosos" de que hablara Pablo de Tarso; suponen que el "YO" es Divino y no hay quien les quite tales absurdos de la cabeza.

Uno no sabe qué hacer con tales gentes, se les explica y no entienden; siempre aferrados a las arenas sobre las cuales edificaron su casa; siempre metidos en sus dogmas, en sus caprichos, en sus necedades.

Si esas gentes se auto-observan seriamente, verificarían por si mismos la doctrina de los muchos; descubrirían dentro de si mismos a toda esa multiplicidad de personas o "Yoes" que viven dentro de nuestro interior.

¿Cómo podría existir en nosotros el real sentimiento de nuestro verdadero SER, cuando esos "Yoes" están sintiendo por nosotros, pensando por nosotros?

Lo más grave de toda esta tragedia es que uno piensa que está pensando, siente que está sintiendo, cuando en realidad es otro el que en un momento dado piensa con nuestro martirizado cerebro y siente con nuestro adolorido corazón.

¡Infelices de nosotros!, cuántas veces creemos estar amando y lo que sucede es que otro dentro de si mismos lleno de lujuria utiliza el centro del corazón.

¡Somos unos desventurados, confundimos a la pasión animal con el amor! , y sin embargo es otro dentro de si mismos, dentro de nuestra personalidad, quien pasa por tales confusiones.

Todos pensamos que jamás pronunciaríamos aquellas palabras del Fariseo en la parábola bíblica: "Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres", etc., etc.

Sin embargo, y aunque parezca increíble, así procedemos diariamente. El vendedor de carne en el mercado dice: "Yo no soy como los otros carniceros que venden carne de mala calidad y explotan a la gente".

El vendedor de telas en la tienda exclama: "Yo no soy como otros comerciantes que saben robar al medir y que se han enriquecido".

El vendedor de leche afirma: "Yo no soy como otros vendedores de leche que le ponen agua a la misma. Me gusta ser honrado".

La señora de casa comenta en visita, lo siguiente: "Yo no soy como fulana que anda con otros hombres, soy gracias a Dios persona decente y fiel a mi marido".

Conclusión: Los demás son malvados, injustos, adúlteros, ladrones y perversos y cada uno de nosotros una mansa oveja, un "Santito de Chocolate", bueno para tenerlo como un niño de oro en alguna iglesia.

¡Cuán necios somos!, pensamos a menudo que nunca hacemos todas esas tonterías y perversidades que vemos hacer a otros y llegamos por tal motivo a la conclusión de que somos magníficas personas, desgraciadamente no vemos las tonterías y mezquindades que hacemos.

Existen extraños momentos en la vida en que la mente sin preocupaciones de ninguna clase reposa. Cuando la mente está quieta, cuando la mente está en silencio adviene entonces lo nuevo.

En tales instantes es posible ver las bases, los fundamentos, sobre los cuales descansamos.

Estando la mente en profundo reposo interior, podemos verificar por si mismos la cruda realidad de esa arena de la vida, sobre la cual edificamos la casa. (Véase Mateo 7 - versículos 24-25-26-27-28-29; parábola que trata de los dos cimientos).


No hay comentarios:

Publicar un comentario